Por Pedro García Macías
Partamos
de la base de que la manipulación en la Fiesta de los Toros ha existido
siempre, en cada gremio de los que viven de ella, de quiénes debe controlar que
se hagan las cosas debidamente y los sufridores paganos, entre los que nos
encontramos, valores como la seriedad, la honestidad, la ética, la coherencia,
la búsqueda de la emoción y el nivel de exigencia, varían por épocas, hasta
llegar a hoy, donde la manipulación del toro como protagonista, por dentro y por
fuera, en su integridad, por dentro, en la selección y por fuera con el
serrucho y las fundas, es generalizada, impuesta por ganaderos, las denominadas
figuras, los empresarios y medios de comunicación, admitida por palcos y
despachos y en el tendido por el público del divertimento y el júbilo,
salvo honrosas excepciones, bien desde el campo bravo que no admiten los
intentos de imposiciones o bien desde el tendido que exige los tres tercios con
el protagonismo del toro y la suerte de varas y la lidia como ejes
fundamentales, con el riesgo y emoción que genera, y el periodismo, denunciando
los fraudes, por lo anteriormente expuesto pensamos que ante esta situación,
buscando la supervivencia de nuestra tradicional y popular Fiesta de los Toros,
en todas sus variantes, bueno sería juntar fuerzas los aficionados/as, para
intentar que nuestra voz sea escuchada por quien corresponde y se cambie la
dirección de la senda que lleva esto, como decía Eduardo
Galeano "el mundo se divide entre
indignos e indignados, sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar"
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