lunes, 12 de octubre de 2020

Decálogo de la suerte de varas

 

Hoy recordamos por estar más vigente que nuca, el decálogo de la suerte de varas que un numeroso grupo de aficionados venidos de toda España a Zaragoza debatimos y aprobamos para consideración y adhesión de los aficionados. Tristemente vemos como entre estos, al cabo de más de 12 años ni se conoce ni mucho menos se ha aceptado a la hora de reivindicarlo en nuestras plazas. Desde aquí en Tendido progresista, no solo nos adherimos si no que creemos que después de la destructora feria de la demolición con su indultitis está más vigente que nunca.

sábado, 10 de mayo de 2008

Decálogo de la suerte de varas

- La suerte de varas es el eje de la lidia. Tiene tres cometidos:


a) Descubrir las condiciones de bravura, temperamento, comportamiento y calidades del toro.


b) Ahormar, corregir y restar poder a su embestida, para su posterior lidia y muerte, mediante puyazos en el morrillo, breves y dosificados.


c) Cuando las condiciones sean las propicias, crear belleza y transmitir la emoción de esta incomparable suerte.


- La suerte de varas debe realizarse según mandan los cánones:


- Cuadrar al toro ante su picador, quien debe ofrecer los pechos del caballo y provocar su embestida.


- Picar sólo con la pirámide de acero, que es puya, sin introducir el encordelado, que es tope.


- Echar el palo por delante y picar en el morrillo del toro antes de que éste llegue al peto del caballo.


- Mientras el toro empuja, el varilarguero debe defenderse recargando su peso en la puya, echándose encima del palo y sacando su cuerpo de la montura sin rectificar ni barrenar, midiendo el castigo.


- En ningún caso debe taparse la salida al toro ni hacerle la “carioca”, salvo en los casos de manifiesta mansedumbre.


- La importancia del tercio de varas requiere, para su correcta ejecución:


- Modificar el diseño de la puya de modo que se pique sólo con la pirámide de acero; para ello habrá que poner una cruceta giratoria en la base de la pirámide o volver al uso del “limoncillo”.


- Caballos domados y con un peso proporcionado.


- Las defensas de la anatomía de los mismos deben estar elaboradas, preferiblemente, con material flexible y ligero, que no supongan acorazar al caballo y que el toro se estrelle contra un muro.


- Los caballos deben llevar un ojo destapado para poder orientarse en el ruedo.


- La importancia de este primer tercio para el desarrollo posterior de la lidia requiere que matadores, subalternos y picadores, cada uno en la medida de sus responsabilidades, ocupen su sitio, realicen la suerte correctamente, por derecho y sin ventajas, colocando bien al toro, midiendo el castigo y haciendo el quite tan pronto el toro llegue al caballo.



- No se deberá premiar ninguna faena en la que el toro no haya recibido, al menos, tres puyazos.


- No se deberá premiar a ningún toro, tanto en el ruedo como con trofeos, que en su lidia no haya recibido, al menos, tres puyazos.


- No se deberá premiar ninguna corrida en conjunto donde, al menos, tres toros hayan recibido tres puyazos o más, y el resto, un mínimo de dos, ya que el primer puyazo lo toman bien todos los toros, en el segundo ya empiezan a dar síntomas de su bravura, y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no.


- Siendo conscientes de que para la realización de la suerte de varas correctamente se requiere, además de conocimiento y compromiso, habilidad y precisión, no se deberá premiar a ningún picador:


- Que falle en el primer encuentro con el toro.


- Que pique fuera del morrillo, por muy bien que haya realizado la suerte.


- Que barrene.


- Que haga la “carioca” sin necesidad.


- Exigir a los responsables del buen desarrollo del espectáculo taurino, como son presidentes, delegados, alguaciles y veterinarios, que cumplan con sus obligaciones y no deleguen sus funciones en manos de los taurinos profesionales. Deben actuar con el rigor necesario para que se cumpla el reglamento y la lidia se desarrolle ordenadamente, de manera particular en la suerte de varas.


10º
- Deberemos denunciar, a través de los medios que tengamos a nuestro alcance:


- A los picadores que no cumplan con las normas que rigen el primer tercio de la lidia.


- A los matadores bajo cuyas órdenes actúen y que son, en definitiva, los responsables últimos de su actuación.

- A las autoridades que, haciendo dejación de sus funciones, no corrijan, atajen y sancionen las infracciones cometidas.

 


PONENCIA PRESENTADA POR FERNANDO MARCET

II ENCUENTRO DE AFICIONADOS DE ZARAGOZA


Considerando que:

1. Desde mediados del siglo XVIII hasta 1917 nadie dudaba que la pica debía hacerse sólo con el acero que sobresalía del tope, constituido por un encordelado abultado al que se llamó “limoncillo” con el que se picó los toros por más de 150 años.

2. En todos los reglamentos taurinos del mundo, de todas las épocas, hasta el novísimo de Andalucía, quedó establecido que la puya es la pirámide de acero y el encordelado tope.

3. En el reglamento español de 1917 se adelgazó el grosor del tope encordelado y se puso una arandela de acero en su base, para impedir que, en caso que el encordelado no funcionase como tope, impidiera se matase al toro con el palo.

4. Como estaba previsto, el tope encordelado no funcionó y la pica se empezó a ejecutar antirreglamentariamente hasta la arandela, hasta el año 1962 y, desde entonces a nuestros días, hasta la cruceta.

5. La pica con encordelado incluido es cuatro veces más grande que si se hace sólo con la pirámide de acero y las enormes heridas cuatro veces mayores de lo que deberían ser.

6. Tal anomalía se ha mantenido en el tiempo y, en vez de enmendarse disminuyéndose el tamaño de la puya, en cada nuevo reglamento se ha disminuido el número de puyazos de cuatro a tres y, desde 1992, de tres a dos en plazas de primera y a uno en todas las demás.

7. Con la reducción del número de puyazos el tercio de varas ha perdido su razón pues no permite lucir las condiciones, calidades y bravura del toro ni dosificar el castigo para ahormarle la cabeza y corregir los defectos de su embestida, lo que sí se logra con tres, cuatro o más puyazos pequeños y breves.
Son indispensables un mínimo de tres puyazos para apreciar la bravura del animal porque: A la primera vara van todos los toros, a la segunda los bravos y los tontos, a la tercera sólo los bravos.

8. La pica debe realizarse en el morrillo, cerviguillo o pelota de la res que es la parte voluminosa y destacada del animal, comprendida entre la nuca y la cruz.

9. Con la importancia que tiene el sitio donde se pica, los vigentes reglamentos taurinos de España y cualquier país taurófilo, nada dicen al respecto, sin embargo, en los de otras épocas si lo mencionaban. Así en el de Madrid de 1880 se lee: “Picarán en orden riguroso y en el sitio que el arte exige, esto es, en el morrillo”.

10. El puyazo trasero, en la cruz, hoyo de las agujas, rubios o péndolas (donde se da la estocada) equivale al bajonazo en la suerte suprema pues hiere la espina dorsal y órganos vitales dentro de la cavidad torácica, en particular los pulmones.

11. El descordado, la falta de aire y aún la muerte, son algunas de las consecuencias del puyazo trasero.


Estando a lo expuesto y con el voto aprobatorio de la Asamblea:

Se acuerda:

1. Exigir el fiel cumplimiento de lo establecido en todos los reglamentos taurinos del mundo para que la pica se haga sólo con la pirámide de acero que es la puya sin la inclusión del encordelado que es tope.

2. Gestionar ante quien corresponda la modificación el diseño de la puya de modo que garantice se cumpla que se pique sólo con la pirámide de acero; para ello se estudiará la conveniencia de engrosar el encordelado para que funcione como tope como lo hizo por más de un siglo el “limoncillo” o se ponga, entre el acero y el encordelado, la cruceta giratoria que propuso Antonio Fernández Heredia “Hache”, cuyo proyecto está ilustrado profusamente, con dibujos, detalles y planos para su construcción, en su libro Doctrinal Taurino publicado en 1904

3. Se restablezca la obligatoriedad de los tres puyazos mínimos en todas las plazas del mundo. Aquellos toros que no reciban el mínimo de tres puyazos serán condenados a banderillas negras.

4. Cada puyazo ha de durar el tiempo que dura el picador en su intento de detener al toro con la garrocha sin que alcance su cabalgadura, luego de lo cual, los de a pie habrán de acudir al quite, para evitar que el toro se dañe arremetiendo contra el peto del caballo o “se rompa” en indeseable romaneo. Se sancionará drásticamente al matador que permita que su toro esté a merced del picador por más de tres segundos.

5. Se consigne en todo reglamento la obligatoriedad que la pica se haga en el morrillo sancionándose al picador que pique fuera de él, con mayor severidad al que pique trasero.

Este aporte de FERNANDO MARCET Fue añadido al decálogo.

Reunión de aficionados Zaragoza 2008

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