LA VISIÓN DE UN ‘HIJO DE LA GRAN PUTA’
*Un homenaje a las madres de todos los aficionados a la tauromaquia... Y también a la de Rubén Pinar.
Por Iñaki Etxarri
Los ‘hijos de la
gran puta’ (Rubén Pinar dixit) le estamos cantando el gorigori a la
tauromaquia. De hecho, se la llevamos cantando varios años. Los taurinos, que
no el SARS CoV-2, la han dejado lista de papeles. Criando malvas, que diría un
castizo.
Iba a escribir sobre la verdadera pandemia que asola la ‘cutretemporada’ taurina española 2020, la ‘indultitis’, la corrida sin muerte... Y sin toro, pero la llamada ‘gira de reconstrucción’ que ha organizado la Fundación del Toro de Lidia merece alguna que otra consideracio.
Pasado el capítulo de la vergüenza vayamos al de la desvergüenza. En la clandestina temporada 2020 se está imponiendo la corrida sin muerte. La epidemia de la ‘indultitis’ está infectando la Fiesta. “¿No veis qué buenos somos? Ni matamos a los toros”, parecen estar diciendo los taurinos a los ‘antis’ para justificarse y sin darse cuenta, o sí, que es lo más grave, que si no hay muerte este rito carece de sentido alguno. Ante los ataques externos, los que dominan el cotarro quieren defenderse dulcificando la Fiesta sin entender que el camino de la salvación es el contrario. Este rito pagano que es la tauromaquia solo tiene futuro y sentido si en el mismo hay emoción, riesgo, casta, bravura, sangre.... En definitiva, fiereza indómita en un animal que vuelva a hacer que quien tenga el valor de ponerse delante y domeñar el caudal salvaje del toro de lidia sea considerado un héroe. En definitiva, que el toro de miedo y no pena. Que la emoción, y no el aburrimiento y el sopor, suba rauda por los tendidos y que en ellos a nadie le dé tiempo a comer pipas. Pero no.
Los indultos en las diferentes plazas de toros se han ido sucediendo sin solución de continuidad en este raro verano de la Covid 19. El jandilla de Mérida, el juanpedro de Andújar o el ‘vitorino’, perdón ‘vitorinín’, de Villanueva del Arzobispo. Y aquí me voy a parar un poco porque lo de ‘Muralista’ da para escribir un libro.
Vaya por delante, que el ‘gris’ de la A coronada tiene toda mi admiración. Que yo ya lo he visto ‘irse de picos pardos’ con una guapa victorina allá por los ‘lupanares’ de Las Tiesas y Monteviejo a los pocos días de volver a la finca. Bravo no sería, pero golfo, un rato el tal ‘Muralista’. Me dan a mí un puyazo (dos dice su amo y criador) y me ponen cuatro banderillas y para rato voy a tener yo ganas a los cinco o seis días de practicar ‘la caidita de Roma’ con señora alguna. Lo dicho: es mi ídolo.
Pero vayamos a lo mollar. Dice Victorino Martín García -¡Ay si su padre levantara la cabeza!- que el toro le vale para las vacas. Eso sí, reconoce que “en el caballo no se le vio”, aunque “estaba claro que tenía ganas de ir de nuevo al caballo” y que en la muleta “iba a más, duró mucho y fue muy noble”. Sólo le faltó decir que había sido ‘colaborador’ ¡Normal, el tal Pinar no le dio un solo muletazo obligándole por abajo! Si este es el tipo de semental raceador que quiere Victorino para su ganadería, no hay nada más que decir. La situación se explica por sí sola. Pero ¿cómo se puede indultar un toro y aprobarlo para semental sin verlo en el caballo?
El indulto se está convirtiendo en un premio más para el torero, al que además se le ahorra el trago de entrar a matar, verdadera razón de ser de esta fiesta, que sin muerte carece totalmente de sentido. Está la ovación, o la bronca, los pitos, la vuelta al ruedo, la oreja, las dos orejas, las dos orejas y rabo... Y el indulto. Un premio que se basa a demás en el destoreo, en faenas largas y plúmbeas, con siete mil trapazos de acompañamiento, sin mando. En los que los neotaurinos llaman ‘duración’. Pero no hay animal, por muy bravo que sea, que aguante 20 muletazos de verdad, con mando y por abajo... Ni torero que tenga corazón para ello.
Una epidemia, en fin, la del indulto, que está acabando con la verdadera casta en el campo bravo español porque no hay más que ver la situación de la ganadería brava en América, donde durante años se llevan practicando los indultos de manera masiva, como ahora en España, y la cabaña brava está como está: totalmente descastada y ayuna de bravura. Desde aquí, abogo por la prohibición del indulto porque, además, es abrir la puerta a la corrida sin muerte.
Y a todo esto, yo en mis delirios, veo cómo Morante tienta en La Ruiza vacas de Prieto de la Cal; cómo Victoriano del Río echa en Nimes la que sea, posiblemente, la mejor corrida de lo que llevamos de temporada y, cómo, ¡albricias!, Ponce no torea hoy en ningún ‘gache’. Es el mundo al revés. Bueno no, que la tal Ayuso, la prohibicionista, sigue haciendo de las suyas y su adlátere Miguel Abellán continúa sin dimitir... Y a todo esto las Ventas sigue cerrada. Requiescat in pace. R.I.P tauromaquia.
¡¡¡Extraordinario, brutalmente auténtico, las verdades del barquero, Iñaki!!!un abrazo
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